Estas dos obras del pintor italiano Alessandro Magnasco son realmente originales, tanto en temática como en técnica.
Muestran el espantoso día a día de los condenados a galeras. En la obra de la izquierda, «Llegada e interrogatorio de los galeotes a la prisión de Génova, en Italia», los condenados, sujetos con grilletes oxidados que les destrozan los miembros, son arrastrados y martirizados por sus torturadores. Al fondo del cuadro, se puede divisar, además, una sesión de tortura: el tormento de garrucha, que consistía en colgar a los prisioneros de una cuerda para que confesaran sus fechorías.
En el cuadro de la derecha, titulado «Embarque de los galeotes en el puerto de Génova», feroces verdugos explotan a los condenados a trabajos forzados en los muelles y las galeras, marcándolos con hierros o tirándolos de los cabellos, para que entren en sus futuras cárceles. Para expresar mejor el horror, Magnasco elige colores austeros, y destaca las figuras claras del fondo oscuro con una luz dramática. Ambas composiciones se enmarcan en la temática de las «Prisiones» -Carceri, en italiano- de Giovanni Battista Piranesi, muy en boga durante la segunda mitad del siglo XVIII. Magnasco, especialista en representar los bajos fondos, denuncia aquí la tiranía en un arrebato de rebeldía alimentado por las reflexiones de la Ilustración.