Pintor, grabador y editor, Pieter Soutman nació y murió en Haarlem, en los Países Bajos. Fue alumno, y más tarde asistente, de Rubens, cuyas obras grabó. Soutman se inspira aquí en la Historia antigua y, más en concreto, en la epopeya de Virgilio, La Eneida.
Según el poeta latino, Laocoonte, un sacerdote troyano, se negó a que se introdujera en su ciudad el caballo de Troya construido por Ulises, sospechando con razón que se trataba de alguna trampa de sus enemigos griegos. Pero los dioses querían la destrucción de Troya. Dos monstruosas serpientes salieron entonces de los mares para matar a Laocoonte y a sus dos hijos, asfixiándolos, mordiéndolos y devorando sus pobres miembros. Soutman nos traslada toda la agonía física de los tres hombres, inspirándose en el famoso grupo escultórico helenístico que había visto en Roma en 1506. En particular, toma prestadas de esa obra antigua las expresiones de sufrimiento y el frenético retorcimiento de los cuerpos. El color acentúa la tragedia de la escena: Soutman contrasta las escamas negras y brillantes de los reptiles asesinos con los cuerpos atléticos de los troyanos, derrotados, en este dramático paisaje costero.