Retrato de María de Médici

Anton Van Dyck

Imagen

Fecha : 1631
Técnica : óleo sobre tela
Dimensión : A. 246.5 x l. 146 cm
Procedencia : envio del Estado, 1803. Translado de propriedad al estado frances, 2012
Número de inventario : Bx E 31
Exhibido
Crédito : F. Deval, ayuntamiento de Burdeos

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Transcripción del audio

Cuando Anton Van Dyck pinta este retrato en 1631, la otrora reina y regente de Francia María de Médici se encontraba en el exilio. Perdió su influencia sobre su hijo, el rey Luis XIII, el «Día de los Engañados», el 30 de noviembre de 1630, cuando le exigió que destituyera al cardenal Richelieu. Contra todo pronóstico, el rey de Francia decidió favorecer a su ministro, diciendo: «¡Siento más apego por mi Estado que por mi madre!». Convertida en enemiga jurada de su hijo, María de Médici se refugió en los Países Bajos españoles. 

Sin embargo, este retrato oficial, pintado en Amberes, le confiere estatus real. Para realizarlo, María de Médici eligió a Anton Van Dyck, un pintor holandés de creciente prestigio. El pintor la representa idealizada, entronizada en majestad, ataviada con un vestido negro de luto, y sujetando un ramo de rosas en la mano. Para reflejar su auténtica situación, coloca la corona real a su lado y no sobre su cabeza. Sin embargo, María de Médici se declara invicta. La presencia del perro, símbolo de fidelidad, situado en el primer término a la izquierda, pretende subrayar toda la dedicación que concede al Reino de Francia, cuyas flores de lis adornan la cortina que queda tras ella.  

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