Atribuido a Adriaen Hanneman, este cuadro emula, por su estilo, al arte de los grandes retratistas que le influyeron, como Anton Van Dyck o Daniel Mijtens.
En el siglo XVII, el género del retrato experimentó un desarrollo sin precedentes en Holanda. Innumerables familias burguesas encargaban retratos para dar a conocer su éxito social y económico. La aquí representada, aún sin identificar, aparece en un lujoso escenario decorado con pesados tapices de muaré abiertos a un paisaje crepuscular. Cada miembro de la familia ocupa un lugar que refleja su rango social.
El hombre, designado como cabeza de familia, nos mira fijamente, como para recordarnos mejor su holgada posición social. Está de pie con la cabeza por encima de la de su esposa, que le mira a su vez. Ella, cuya función principal consiste en llevar la casa y ocuparse de los niños, tiene una mano posada en el hombro de su hijo. La moda de la época era disfrazar a los niños pequeños con la simbología del Amor o de un cazador. En este cuadro, esos símbolos son el arco y la flecha que el niño lleva en la mano izquierda. A las niñas, por lo general se las disfrazaba de pastoras.
Como podrá ver en la cartela, este lienzo lleva el sello MNR, que es la sigla de «Museos Nacionales - Recuperación». Significa que el Estado ha depositado la obra, expoliada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, en algún museo francés, a la espera de su devolución a sus legítimos dueños o a los herederos de estos. El Museo de Bellas Artes de Burdeos tiene diez en total.